Mis padres hablan mucho, pero mucho mucho, por el móvil, así que, claro, cuando un día los dos lo perdieron, al principio se pusieron muy nerviosos, como yo cuando voy al dentista.
Sin embargo, pronto descubrimos que se pueden hacer muchas cosas aunque no tengas teléfono…
Un álbum juguetón y travieso, magníficamente ilustrado por Albertoyos, que nos recuerda con humor que lo mejor de la vida está fuera de las pantallas.